Pregunta: La envidia es un sentimiento malo. ¿Los sentimientos malos
están prohibidos? El hombre posee cualidades buenas y malas. ¿Debemos
usar sólo las cualidades buenas, refrenando del uso de las malas?
Respuesta:
El Creador creó todo para un propósito. Todo en el mundo
El Creador creó todo para un propósito. Todo en el mundo
sirve como un medio para encontrarlo. El hombre debe decir: "El mundo
entero se creó para mí, todas mis cualidades y todo lo que existen en
la naturaleza son esenciales para mi desarrollo".
Nada nos dice: "Envidie, apasiónese y busque honores fuera de este
mundo". Simplemente usando estos impulsos internos poderosos podemos
desarrollar un enorme egoísmo. Sólo algunas personas los tienen; por
consiguiente, el hombre puede levantar su egoísmo sobre el nivel
recibido al nacimiento, nosotros queremos algo que otra persona tiene,
aunque no hayamos tenido ese deseo antes.
¿Es bueno o malo? Depende de cómo usted lo usa. Si nosotros no usamos
nuestro egoísmo para establecer el contacto con el Creador, gastamos
nuestra vida entera cazando los placeres, nunca completamente
satisfechos, estropeándonos a nosotros y a la sociedad. Sin embargo,
las mismas propiedades egoístas pueden ser muy beneficiosas, si las
usamos para buscar una conexión con el Creador. Adquiriendo más
egoísmo, podemos dirigirlo hacia Él. Así el Kli interno del hombre (la
vasija) constantemente estará creciendo, es decir, ascenderemos
espiritualmente.
Aquellos que dicen que las cualidades como la envidia, pasión y deseos
de honor no deben usarse, realmente no aspiran al Creador, no saben
cómo usarlas y eso que el Él las creó.
Ellos se motivan por otra meta. Dicen: "Sea bueno y más que bueno,
dennos todo (a nosotros), mientras más pequeño su egoísmo, menos
sufrirá". Pero el egoísmo del hombre continúa desarrollándose de
generación en generación y nada podrá ponerlo en jaque. Irrumpirá a
través del hombre y lo impulsará a buscar una manera o método para
aplacarlo. La Cabalá es tal método, la ciencia sobre la recepción
ilimitada, la satisfacción infinita de los deseos.
Bnei Baruj
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