miércoles, 30 de septiembre de 2009
El Árbol de la Vida: cómo iniciar el viaje?
Tomado del foro Goldendawn
Edgar Jerezano
La milenaria enseñanza cabalística identifico cuidadosamente todas las condiciones de formación del mundo integrado en un 100%. Ese estudio es representado por una estructura denominada Árbol de la Vida.
Este árbol representa a toda la estructura de los mundos físico, emocional, mental y espiritual, en fin todo lo que existe. Su entendimiento revelará todo el funcionamiento del mundo del 100%. Y esta comprensión es parte fundamental en la elaboración de un mapa de una vida significativa.
No olvidar que todo este conocimiento permaneció oculto por milenios
y este es por tanto un momento muy especial. Momento de compartir una
Sabiduría Divina.
10.- MALJUT "El Reino"- 10% de Luz.
La primera dimensión es conocida como Maljut o reino del mundo físico, de la materia y el mundo percibido por los cinco sentidos. Una gran parte de personas pasa la vida percibiendo apenas este mundo y creyendo que sólo lo aparente representa la totalidad de la vida. Esto es lo que se llama vivir en el mundo del 10%.
La palabra clave en esta dimensión es Elegir. Todo lo que nos sucede en la vida está relacionado con alguna elección hecha por nosotros mismos anteriormente. La liberación del mundo ilusorio significa comprender esto plenamente y dejar de atribuir los hechos de nuestra vida a fatalidades del destino.
¿Cuáles son las elecciones conscientes que has hecho para tu vida?
9.- YESOD "Fundamento" - 20% de Luz.
Para llegar a esta segunda dimensión, llamada Yesod, salimos de una percepción puramente física del universo e ingresamos en el camino para llegar al mundo espiritual del 100% de Luz. Muchos seres humanos no alcanzan este nivel de percepción y pasan su vida en el mundo de lo aparente. En esta dimensión reside la base o el fundamento de nuestras actitudes.
La palabra clave aquí es PROPOSITO. Solamente teniendo propósitos conscientes es que podemos tomar decisiones fundamentadas. Existen personas que son bonitas, ricas, inteligentes, sanas, sensibles y sin embargo siempre están insatisfechas porque no tienen un propósito, meta u objetivo definido en sus vidas. Para ellos los cabalistas les tiene un consejo:
La base de cualquier propósito es el deseo de compartir.
¿Tiene usted un propósito en su vida? ¿Si es así, incluye el
deseo de compartir?
8.- HOD "Esplendor" - 30% de Luz.
Hod es una dimensión relacionada con el auto-perfeccionamiento. Una de las razones para estar vivo es el hacer las cosas cada vez mejor. Incluso si hacemos una misma cosa por decenas de años, precisamos siempre estarnos mejorando, re-inventando, sintiendo diferente.
La palabra clave en esta dimensión es PERFECCIONAMIENTO. Para perfeccionarte a ti mismo, necesitaras pulirse y en este proceso tendrás que liberarte de excesos. Posiblemente pensaras por algún momento estar perdiendo alguna cosa.
¿En qué área de su vida necesitas un mayor perfeccionamiento?
7.- NETZAJ "Victoria" - 40% de Luz.
Esta es una dimensión relacionada con la inmortalidad. Aquí la palabra clave es PERMANENCIA. Esta es una de las grandes claves del camino espiritual. Es necesario permanecer, continuar, mantenerse. Es común ver personas buscando en un camino por un año, después va por otro camino, ahí dejan de buscar, para entonces cambiar de camino nuevamente. En verdad, mucho más importante que la elección del camino A o B, es permanecer y desarrollarse en el camino elegido.
Normalmente, cuando pensamos que estamos en un camino coherente surgen desafíos, obstáculos aparentemente insuperables, que colocan todas nuestras convicciones en jaque. Por esto existe otra palabra clave en esta dimensión: La CONFIANZA.
¿Usted permanece en sus objetivos?
6.- TIFERET "Belleza" - 50% de Luz.
En esta dimensión residen los aspectos relacionados con el equilibrio, la belleza y la armonía. La palabra clave de esta dimensión es la CONTEMPLACION. La principal herramienta para adquirir una conciencia contemplativa es la meditación, parte esencial del camino del cabalista. Por más que se estudie no se llega a ningún lugar sin practicar la meditación.
La Meditación sólo tendrá el efecto deseado si se realiza con permanencia, con perfeccionamiento, con un propósito y realizada por una elección consciente. Estos son exactamente los atributos de las dimensiones vistas hasta el momento.
¿La meditación es parte de su rutina de vida, como comer y dormir?
5.- GUEVURÁ "Juicio" - 60% de Luz.
En esta dimensión la palabra clave DISCIPLINA. Guevurá también es asociada al DESEO DE RECIBIR. Sólo por la virtud de la disciplina es que es posible eliminar nuestros aspectos destructivos y abrir espacio para recibir lo que realmente deseamos en la vida.
Existe una contra-inteligencia negativa que nos acompaña desde la primera inhalación hasta el último suspiro de nuestra vida. Precisamos decir no a estos nuestros aspectos destructivos para seguir la dirección a una plena existencia.
¿Estoy dispuesto a renunciar a lo fácil para lograr mi objetivo?
4.- JESED "Misericordia" - 70% de Luz
Jesed es la dimensión de la Misericordia, asociada con el DESEO DE COMPARTIR. Cuando llegamos a esta dimensión nos acercamos a la naturaleza del Creador y por tanto a nuestra propia naturaleza Divina.
El equilibrio entre estas dos dimensiones, Guevurá (deseo de recibir) y Jesed (deseo de compartir) es la clave para una vida plena.
¿Cuánto comparte de todo aquello que recibe?
3.- BINAH "Entendimiento" - 80% de Luz
A partir de la dimensión de Bina encontramos la puerta de entrada al mundo infinito. La palabra clave aquí es ENTUSIASMO. Usted puede haber logrado a todas las virtudes anteriores. Habrá conquistado una vida maravillosa en el Mundo de la Acción y también en todos sus aspectos emocionales. Será con certeza una persona espiritualizada.
Pero para llegar a la dimensión del Mundo Infinito es necesario algo
más. Es necesario entusiasmo y principalmente ALEGRÍA.
¿Muestra alegría y entusiasmo en la vida?
2.- JOKMÁ "Sabiduría" - 90% de Luz.
La dimensión relacionada con Jokmáh es alcanzada por poquísimas personas. La palabra clave aquí es ANULACIÓN DEL EGO. Cuando logramos esta virtud, y esto sólo es posible en instantes, nos percibimos a nosotros mismos como si fuésemos una persona extraña.
No existe más un concepto más como: "¡Ah!, como estoy feliz de que las cosas sean tan buenas para mí", o "Ah, como estoy triste... porque las cosas no suceden como yo quisiera."
Al llegar a Jokmáh el ego es totalmente anulado y la sensación de libertad es total. Sólo es posible llegar a esta dimensión por pequeños momentos.
¿Te percibes como parte de un Todo mucho mayor?
1.- KETER "Corona" - 100% de Luz.
Es la dimensión del mundo infinito. Todo lo que existe en nuestro universo deriva de la luz emanada por el mundo infinito. La palabra clave asociada a Keter es CERTEZA. Cuando se alcanza la dimensión de Keter, el milagro se hace posible, pues las limitaciones de la cuestión aquí ya no existen más.
Debe haber logrado todas las otras dimensiones e inyectar también una certeza absoluta para que poder llegar a esta dimensión y por lo menos durante un breve momento comprender nuestro origen primordial.
¿Consigues inyectar certeza, a pesar de los mayores obstáculos?
1 KETER - 100% Palabra clave CERTEZA.
2 JOKMÁ - 90% Palabra clave ANULACIÓN DEL EGO.
3 BINAH - 80% Palabra clave ENTUSIASMO. ALEGRÍA.
4 JESED - 70% DESEO DE COMPARTIR.
5 GUEVURÁ - 60% Palabra clave DISCIPLINA.
6 TIFERET - 50% Palabra clave CONTEMPLACION.
7 NETZAJ - 40% Palabra clave PERMANENCIA. CONFIANZA.
8 HOD - 30% Palabra clave PERFECCIONAMIENTO.
9 YESOD - 20% Palabra clave PROPOSITO.
10 MALJUT - 10% Palabra clave ELEGIR.
domingo, 30 de agosto de 2009
ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE EL NOMBRE ADAM
Guenon, Rene
En nuestro estudio sobre el "lugar de la tradición atlante en el Manvantara",
dijimos que el significado literal del nombre Adam (Adán) es "rojo", y que en
ello cabe ver uno de los indicios de la conexión de la tradición hebraica con
la tradición atlante, que fue la de la raza roja. Por otra parte, nuestro
colega Argos, en su interesante crónica sobre "la sangre y algunos de sus
misterios", examina para el mismo nombre Adam una deriva-ción que puede parecer
diferente: tras haber recordado la interpretació n habitual según la cual
significaría "sacado de la tierra" (adamah), se pregunta si no vendrá más bien
de la palabra dam "sangre"; pero la diferencia es poco menos que aparente, pues
todas es-tas palabras, en realidad, no tienen sino una sola y misma raíz.
Conviene advertir de entrada que, desde el punto de vista lingüístico, la etimología
vulgar, que viene a hacer derivar Adam de adamah, que se traduce por "tierra",
es impo-sible; la derivación inversa sería más plausible; pero, de hecho, los
dos substantivos provienen ambos de una misma raíz verbal adam, que significa
"ser rojo". Adamah no es, al menos originalmente, la tierra en general (erets),
ni el elemento tierra (iabashah palabra cuyo sentido primero indica la
"sequedad" como cualidad característica de este elemento); es propiamente
"arcilla roja", que, por sus propiedades plásticas, es particu-larmente apta
para representar cierta potencialidad, una capacidad de recibir formas; y el
trabajo del alfarero se ha tomado a menudo como símbolo de la producción de los
seres manifestados a partir de la substancia primordial indiferenciada. Por el
mismo motivo, la "tierra roja" parece tener una importancia especial en el
simbolismo herméti-co, en el que puede tomarse por una de las figuras de la
"materia primera", pese a que, si se la tomase en sentido literal, no podría
desempeñar este papel más que de una ma-nera muy relativa, puesto que ya está
dotada de propiedades definidas. Agreguemos que el parentesco entre una
designación de la tierra y el nombre Adam, tomado como tipo de la humanidad, se
encuentra bajo otra forma en la lengua latina, en la que la palabra hu-mus
"tierra", también es singularmente próxima a homo y humanus. Por otra parte, si
se refiere más especialmente este mismo nombre, Adam, a la tradición de la raza
roja, ésta está en correspondencia con la tierra entre los elementos, como con
el Occidente entre los puntos cardinales, y esta última concordancia también
viene a justificar lo que ha-bíamos dicho anteriormente.
En cuanto a la
palabra dam, "sangre" (común al hebreo y el árabe), también se deri-va de la
misma raíz adam1: la sangre es propiamente el líquido rojo, lo que,
en efecto, es su carácter más inmediatamente aparente. El parentesco entre esta
designación de la sangre y el nombre Adam, es, pues, indiscutible y de por sí
se explica por la derivación de una raíz común; pero esta derivación aparece
como directa para ambos, y, a partir de la raíz verbal adam, no es posible
pasar por el intermedio de dam para llegar al nombre Adam. Cabría, bien es
verdad, enfocar las cosas de otro modo, menos estrictamente lingüístico, y
decir que si el hombre es llamado "rojo" es a causa de su sangre; pero una
explicación tal es poco satisfactoria porque el hecho de tener sangre no es
propio del hombre, sino que es común con las especies animales, de manera que
no puede servir para caracterizarlo realmente. De hecho, el color rojo, en el
simbolismo hermético, es el del reino animal, como el verde lo es del reino
vegetal, y el blanco el del reino mineral2; y esto, en lo
que concierne al color rojo, puede relacionarse precisamente con la sangre
considerada como centro, o más bien soporte, de la vitalidad animal propiamente
dicha. Por otro lado, si volvemos a la relación más particular del nombre Adam
con la raza roja, ésta, a pesar de su color, no parece poder ponerse en
relación con un predominio de la sangre en la constitución orgánica, pues el
temperamento sanguíneo corresponde al fuego entre los elementos, y no a la
tierra; y es la raza negra la que está en correspon-dencia con el elemento
fuego, así como con el Sur entre los puntos cardinales.
Señalemos
además, entre los derivados de la raíz adam, el nombre edom, que signi-fica
"rubio" y que, además, no difiere del nombre Adam sino por los puntos vocales;
en la Biblia, Edom es un sobrenombre de Esaú, de donde el nombre de Edomitas
dado a sus descendientes, y el de Idumea al país que habitaban (y que, en
hebreo, también es Edom, pero en femenino). Esto nos recuerda a los "siete
reyes de Edom" de que se trata en el Zohar, y la estrecha semejanza de Edom con
Adam puede ser uno de los motivos por los que ese nombre se toma aquí para
designar las humanidades desaparecidas, esto es, las de los precedentes
Manvantaras3.
También se ve la relación que este último pre-senta con la cuestión de lo que
se ha dado en llamar los "preadamitas": si se toma a Adán como origen de la
raza roja y su tradición particular, puede tratarse simplemente de las otras
razas que precedieron a aquella en el curso del ciclo humano actual; si, en un
sentido más extenso, se lo toma como prototipo de toda la presente humanidad,
se tratará de esas humanidades anteriores a las que precisamente aluden los
"siete reyes de Edom". En todos los casos, las discusiones que ha originado
esta cuestión parecen bas-tante vanas, pues no tendría que haber ninguna
dificultad en ello; de hecho, no la hay en la tradición islámica al menos, en
la que hay un hadith (dicho del Profeta) que dice que "antes del Adán que
conocemos, creó Dios cien mil Adanes" (es decir, un número inde-terminado) , lo
cual es una afirmación tan clara como es posible de la multiplicidad de los
períodos cíclicos y las humanidades correspondientes.
Ya que hemos
aludido a la sangre como soporte de la vitalidad, recordaremos que, como hemos
tenido ya ocasión de explicar en una de nuestras obras4, la sangre
constitu-ye efectivamente uno de los lazos del organismo corporal con el estado
sutil del ser vi-viente, que es propiamente el "alma" (nefesh haiah del
Génesis), es decir, en el sentido etimológico (anima), el principio animador o
vivificador del ser. Ese estado sutil es lla-mado Taijasa por la tradición
hindú, por analogía con têjas o el elemento ígneo; y, así como el fuego, en
cuanto a sus cualidades propias, se polariza en luz y calor, ese estado sutil
está ligado al estado corporal de dos maneras distintas y complementarias, por
la sangre en cuanto a la cualidad calórica, y por el sistema nervioso en cuanto
a la cualidad luminosa. De hecho, incluso desde el simple punto de vista
fisiológico, la sangre es el vehículo del calor animador; y esto explica la
correspondencia, que más arriba hemos indicado, del temperamento sanguíneo con
el elemento fuego. Por otra parte, puede de-cirse que, en el fuego, la luz
representa el aspecto superior, y el calor el aspecto inferior: la tradición
islámica enseña que los ángeles fueron creados del "fuego divino" (o de la "luz
divina"), y que los que se rebelaron siguiendo a Iblis, perdieron la
luminosidad de su naturaleza para no conservar de ella más que un calor oscuro5. Como
consecuencia, se puede decir que la sangre está en relación directa con el lado
inferior del estado sutil; y de ahí viene la prohibición de la sangre como
alimento, pues su absorción implica la de lo que de más grosero hay en la
vitalidad animal, y que asimilándose y mezclándose íntimamente con los
elementos psíquicos del hombre, puede traer efectivamente conse-cuencias
bastante graves. De ahí también el empleo frecuente de la sangre en las
prácti-cas de magia, y también de brujería (por cuanto atrae a las entidades
"infernales"' por conformidad de naturaleza); pero, por otro lado, esto es
susceptible también, en ciertas condiciones, de una transposición en un orden superior,
de donde los ritos, religiosos o incluso iniciáticos (como el "taurobolio"
mitríaco) que implican sacrificios animales; como a este respecto se ha aludido
al sacrificio de Abel opuesto al de Caín, no sangriento, quizá volvamos sobre
este último punto en una próxima ocasión.
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martes, 13 de enero de 2009
Historia de la Cabalá y del Zohar
**Fuente no citada
El primer cabalista que conocemos fue el patriarca Abraham. El percibió las maravillas de la existencia humana, planteó preguntas acerca del Creador y los mundos superiores le fueron revelados. Transmitió a las generaciones siguientes el conocimiento adquirido y el método usado para alcanzarlo. La Cabalá se transmitió oralmente durante muchos siglos. Cada estudioso agregó su experiencia única y su personalidad a este cuerpo de conocimiento acumulado, en los términos de las almas de su generación.
La Cabalá se siguió desarrollando después de que la Biblia (los 5 libros de Moisés) fuera escrita. En el período comprendido entre el Primer Templo y el Segundo (586 a. de E.C. 515 a. de E.C.), ya se la estudiaba en grupos. Luego de la destrucción del Segundo Templo (70 E.C.) y hasta nuestra generación hubo tres períodos particularmente importantes en el desarrollo de la Cabalá, en los cuales aparecen los más importantes escritos acerca de sus métodos de estudio.
El primer período tuvo lugar durante el siglo II cuando el libro del Zohar fue escrito por el rabino Shimon Bar Yochai, el Rashbi, alrededor del año 150 E.C., quien era alumno del conocido rabino Akiva (40 E.C. 135 E.C.). El rabino Akiva y muchos de sus discípulos fueron torturados y asesinados por los romanos, al sentirse amenazados por sus enseñanzas de la Cabalá. Tras la matanza de 24,000 discípulos del rabino Akiva, él y el rabino Yehuda Ben Baba autorizaron al Rashbi a transmitir a las generaciones futuras la Cabalá que le habían enseñado. Por cierto, él y cuatro más fueron los únicos en sobrevivir. Tras la captura y encarcelamiento del rabino Akiva, el Rashbi escapó con su hijo Eliezer. Vivieron en una cueva durante 13 años.
Salió de la cueva con el Zohar, un método cristalizado para el estudio de la Cabalá y el logro de la espiritualidad. Alcanzó los 125 niveles que un ser humano puede lograr durante su vida en este mundo. El Zohar nos relata que él y su hijo alcanzaron el nivel denominado "Eliahu (Elías) el Profeta", lo cual significa que el profeta mismo vino a enseñarles.
El Zohar está escrito de forma única, a través de parábolas y se presenta en arameo, un idioma que se hablaba en los tiempos bíblicos. Nos dice que el arameo es el "inverso del hebreo", el lado oculto del hebreo. El rabino Shimon Bar Yochai no lo escribió él mismo, sino que transmitió la sabiduría y la forma de alcanzarla, metódicamente dictando su contenido al rabino Aba, quien redactó el Zohar de modo que sólo pudieran entenderlo quienes fueran dignos de ello.
El Zohar explica que el desarrollo humano se divide en 6.000 años, durante los cuales las almas transitan un proceso de desarrollo continuo en cada generación. Al final del proceso, todas las almas alcanzan la posición de "fin de la corrección", esto es, el nivel más elevado de espiritualidad y plenitud.
El rabino Shimon Bar Yochai fue uno de los más grandes de su generación. Escribió e interpretó muchos temas cabalísticos que fueron publicados y son conocidos hasta el día de hoy. El libro del Zohar, por su parte, desapareció después de ser escrito.
Cuenta la leyenda que los escritos del Zohar permanecieron ocultos en una cueva cerca de Safed en Israel. Fueron encontrados varios siglos después por residentes árabes de la zona. Un día, un cabalista de Safed compró pescado en el mercado, descubriendo con sorpresa el valor inconmensurable del papel en el que estaba envuelto. Inmediatamente se dedicó a comprar a los árabes el resto de las piezas, reuniéndolas en un libro.
Esto sucedió porque está en la naturaleza de las cosas ocultas el que sean descubiertas en el momento oportuno, cuando las almas adecuadas reencarnan e ingresan a nuestro mundo. De este modo el Zohar ha sido revelado a lo largo del tiempo.
Pequeños grupos de cabalistas estudiaron estos escritos en secreto. El rabino Moshe de León publicó este libro por primera vez en el siglo XIII en España.
El segundo período es muy importante para la Cabalá de nuestra generación. Es el período del Ari, el rabino Itzjak Luria, autor de la transición entre los dos métodos de estudio de la Cabalá. En los escritos del Ari aparece por primera vez el lenguaje puro de la Cabalá, de la cual él proclamó el comienzo de un período de estudio abierto y masivo.
Nació en Jerusalén en 1534. Su padre murió siendo él pequeño y su madre lo llevó a Egipto, donde se crió en la casa de su tío. Allí se ganó la vida a través del comercio, pero dedicó la mayor parte de su tiempo al estudio de la Cabalá. Según la leyenda, pasó siete años aislado en la isla de Roda en el Nilo, estudiando el Zohar, los libros de los primeros cabalistas y los escritos de otro miembro de su generación, el "Ramak", el rabino Moisés Cordovero.
En 1570 llegó a Safed en Israel. A pesar de su juventud, comenzó inmediatamente a enseñar Cabalá. Su grandeza fue pronto reconocida; todos los sabios de Safed, profundos conocedores de la Sabiduría oculta y de la revelada, vinieron a estudiar con él, volviéndose famoso. Durante un año y medio, su discípulo Haim Vital transcribió las respuestas a muchas de las preguntas que surgían durante sus estudios.
El Ari nos legó un sistema básico para el estudio de la Cabalá, el cual sigue vigente hasta el día de hoy. Algunos de estos son conocidos por nosotros como "Etz Hahayim" (El Árbol de la Vida), "Shaar Hakavanot" (El Portal de las Intenciones) , "Shaar Hagilgulim" (El Portal de la Reencarnación) y otros. Murió siendo aún joven, en 1572. Respetando su última voluntad, sus escritos fueron archivados para que su doctrina no fuera revelada antes de tiempo.
Los grandes cabalistas suministraron el método y lo enseñaron, pero sabían que su generación era todavía incapaz de apreciar el cambio. Por lo tanto, muchas veces prefirieron esconder e incluso quemar sus escritos. Sabemos que Baal Hasulam quemó y destruyó la mayor parte de sus escritos. Resulta significativo que el conocimiento fuera confiado al papel y luego destruido. Lo que se revela en el mundo material afecta el futuro y será más fácilmente revelado una segunda vez.
El rabino Vital ordenó que ciertas secciones de los escritos del Ari fueran ocultas y enterradas con él. Una parte fue legada a su hijo Maharash Vital, quien la organizó como Las Ocho Puertas. Mucho después, un grupo de estudiosos encabezados por el nieto del rabino Vital rescató de la tumba otra parte de los escritos.
Recién en tiempos del Ari se comenzó a estudiar el Zohar abiertamente en grupos. A partir de allí, su estudio prosperó durante 200 años. En el gran período Hassidut (1750 fines del S. XIX), prácticamente todo gran rabino era un cabalista. Surgieron principalmente en Polonia, Rusia, Marruecos, Irak, Yemen y otros países. Luego, a comienzos del siglo XX, el interés por la Cabalá decayó hasta casi desaparecer por completo.
El tercer período se agrega un método adicional a las doctrinas del Ari, redactado en nuestra generación por el rabino Yehuda Ashlag, autor del Sulam, la interpretació n del Zohar y de las enseñanzas del Ari. Este método resulta particularmente apropiado para las almas de nuestra generación.
El rabino Yehuda Ashlag, conocido como "Baal Hasulam" por su versión Sulam del Zohar, nació en 1885 en Lodz, Polonia. Durante su juventud, absorbió un profundo conocimiento de la ley oral y escrita, siendo luego juez y maestro en Varsovia. En 1921 emigró a Israel con su familia, ocupando el puesto de rabino de Givat Shaul, en Jerusalén. Ya estaba inmerso en la redacción de su propia doctrina cuando comenzó a escribir el comentario del Zohar en 1943, finalizando en 1953. Murió al año siguiente, siendo enterrado en el cementerio de Givat Shaul en Jerusalén.
Lo sucedió su hijo mayor, el rabino Baruj Shalom Ashlag, el "Rabash". Sus libros se estructuran según las instrucciones de su padre, éstos elaboran con elegancia los escritos paternos legados a nuestra generación, facilitando su comprensión.
El Rabash nació en Varsovia en 1907, emigrando a Israel con su padre. Sólo después de su casamiento su padre le permitió integrar los selectos grupos de estudio de la sabiduría oculta: la Cabalá. Rápidamente se le autorizó dar clase a los principiantes.
Luego de la muerte de su padre, se encargó de seguir enseñando el método especial que había aprendido. A pesar de sus grandes logros, insistió, al igual que su progenitor, en mantener un modo de vida muy modesto. A lo largo de su vida trabajó de zapatero, de albañil y de empleado de oficina. Vivía en lo exterior como una persona común, pero dedicaba cada minuto libre al estudio y a la enseñanza de la Cabalá. El Rabash murió en 1991.
El rabino Yehuda Ashlag, el Baal Hasulam, es el líder espiritual adecuado para nuestra generación. Es el único de su generación que ha escrito un comentario completo y actualizado del Zohar y de los escritos del Ari. Estos libros y los ensayos de su hijo, el rabino Baruj Ashlag, el Rabash, son la única fuente a la que podemos acudir para asistirnos en todo progreso ulterior.
Al estudiar sus escritos estamos estudiando en realidad el Zohar y los escritos del Ari a través de los comentarios más recientes (últimos cincuenta años). Actúan como cinturón de seguridad para nuestra generación, pues, nos permiten estudiar textos antiguos como si hubieran sido escritos hoy, usándolos como trampolín hacia la espiritualidad.
El método del Baal Hasulam sirve para todos. En HaSulam (escalera) construyó en sus escritos, asegura que ninguno de nosotros sienta temor al estudio de la Cabalá. Todo aquel que estudie Cabalá durante tres a cinco años accederá a las esferas espirituales, a la realidad total y a la "comprensión divina", nombre de lo que está arriba (más allá) de nosotros y que aún no percibimos. Tomando como guía los libros del rabino Yehuda Ashlag alcanzaremos la auténtica corrección.
El método de estudio apunta a despertar en nosotros el deseo de comprender los mundos superiores. Aumenta nuestra voluntad de conocer nuestras raíces y de conectarnos con ellas. Entonces seremos capaces de mejorar y de auto-realizarnos.
Los tres grandes cabalistas son de una misma alma, que apareció en un tiempo como Rabí Shimón, en una segunda ocasión como el Ari y una tercera vez como Rabí Yehuda Ashlag. Cada ocasión correspondió al momento oportuno de madurez y merecimiento de cada generación, descendiendo el alma para enseñar el método adecuado.
Las generaciones son cada vez más dignas de descubrir el Zohar. Lo que fue escrito y oculto por Rabí Shimón Bar Yochai fue descubierto más tarde por la generación de Rabí Moshé de León y luego por la del Ari, quien comenzó a interpretarlo en términos de Cabalá. Estos escritos también fueron archivados y luego parcialmente redescubiertos a su debido tiempo, en tanto que nuestra generación tiene el privilegio de contar con la Sulam, que habilita a cualquiera a estudiar la Cabalá y autocorregirse ya.
Vemos que el Zohar le habla a cada generación. A medida que pasan las generaciones, es más revelado y mejor comprendido. Cada generación abre dicho libro a su modo, según las raíces de su alma.
Al mismo tiempo, se intenta ocultar los escritos cabalísticos para que quienes sientan la necesidad de buscarlos, los descubran por sí mismos. los cabalistas evidentemente saben que el proceso de cambio requiere de dos condiciones: el momento adecuado y la madurez del alma. Somos testigos de un suceso muy interesante, caracterizado por el surgimiento y la señalización de una nueva era en el estudio de la Cabalá.
El primer cabalista que conocemos fue el patriarca Abraham. El percibió las maravillas de la existencia humana, planteó preguntas acerca del Creador y los mundos superiores le fueron revelados. Transmitió a las generaciones siguientes el conocimiento adquirido y el método usado para alcanzarlo. La Cabalá se transmitió oralmente durante muchos siglos. Cada estudioso agregó su experiencia única y su personalidad a este cuerpo de conocimiento acumulado, en los términos de las almas de su generación.
La Cabalá se siguió desarrollando después de que la Biblia (los 5 libros de Moisés) fuera escrita. En el período comprendido entre el Primer Templo y el Segundo (586 a. de E.C. 515 a. de E.C.), ya se la estudiaba en grupos. Luego de la destrucción del Segundo Templo (70 E.C.) y hasta nuestra generación hubo tres períodos particularmente importantes en el desarrollo de la Cabalá, en los cuales aparecen los más importantes escritos acerca de sus métodos de estudio.
El primer período tuvo lugar durante el siglo II cuando el libro del Zohar fue escrito por el rabino Shimon Bar Yochai, el Rashbi, alrededor del año 150 E.C., quien era alumno del conocido rabino Akiva (40 E.C. 135 E.C.). El rabino Akiva y muchos de sus discípulos fueron torturados y asesinados por los romanos, al sentirse amenazados por sus enseñanzas de la Cabalá. Tras la matanza de 24,000 discípulos del rabino Akiva, él y el rabino Yehuda Ben Baba autorizaron al Rashbi a transmitir a las generaciones futuras la Cabalá que le habían enseñado. Por cierto, él y cuatro más fueron los únicos en sobrevivir. Tras la captura y encarcelamiento del rabino Akiva, el Rashbi escapó con su hijo Eliezer. Vivieron en una cueva durante 13 años.
Salió de la cueva con el Zohar, un método cristalizado para el estudio de la Cabalá y el logro de la espiritualidad. Alcanzó los 125 niveles que un ser humano puede lograr durante su vida en este mundo. El Zohar nos relata que él y su hijo alcanzaron el nivel denominado "Eliahu (Elías) el Profeta", lo cual significa que el profeta mismo vino a enseñarles.
El Zohar está escrito de forma única, a través de parábolas y se presenta en arameo, un idioma que se hablaba en los tiempos bíblicos. Nos dice que el arameo es el "inverso del hebreo", el lado oculto del hebreo. El rabino Shimon Bar Yochai no lo escribió él mismo, sino que transmitió la sabiduría y la forma de alcanzarla, metódicamente dictando su contenido al rabino Aba, quien redactó el Zohar de modo que sólo pudieran entenderlo quienes fueran dignos de ello.
El Zohar explica que el desarrollo humano se divide en 6.000 años, durante los cuales las almas transitan un proceso de desarrollo continuo en cada generación. Al final del proceso, todas las almas alcanzan la posición de "fin de la corrección", esto es, el nivel más elevado de espiritualidad y plenitud.
El rabino Shimon Bar Yochai fue uno de los más grandes de su generación. Escribió e interpretó muchos temas cabalísticos que fueron publicados y son conocidos hasta el día de hoy. El libro del Zohar, por su parte, desapareció después de ser escrito.
Cuenta la leyenda que los escritos del Zohar permanecieron ocultos en una cueva cerca de Safed en Israel. Fueron encontrados varios siglos después por residentes árabes de la zona. Un día, un cabalista de Safed compró pescado en el mercado, descubriendo con sorpresa el valor inconmensurable del papel en el que estaba envuelto. Inmediatamente se dedicó a comprar a los árabes el resto de las piezas, reuniéndolas en un libro.
Esto sucedió porque está en la naturaleza de las cosas ocultas el que sean descubiertas en el momento oportuno, cuando las almas adecuadas reencarnan e ingresan a nuestro mundo. De este modo el Zohar ha sido revelado a lo largo del tiempo.
Pequeños grupos de cabalistas estudiaron estos escritos en secreto. El rabino Moshe de León publicó este libro por primera vez en el siglo XIII en España.
El segundo período es muy importante para la Cabalá de nuestra generación. Es el período del Ari, el rabino Itzjak Luria, autor de la transición entre los dos métodos de estudio de la Cabalá. En los escritos del Ari aparece por primera vez el lenguaje puro de la Cabalá, de la cual él proclamó el comienzo de un período de estudio abierto y masivo.
Nació en Jerusalén en 1534. Su padre murió siendo él pequeño y su madre lo llevó a Egipto, donde se crió en la casa de su tío. Allí se ganó la vida a través del comercio, pero dedicó la mayor parte de su tiempo al estudio de la Cabalá. Según la leyenda, pasó siete años aislado en la isla de Roda en el Nilo, estudiando el Zohar, los libros de los primeros cabalistas y los escritos de otro miembro de su generación, el "Ramak", el rabino Moisés Cordovero.
En 1570 llegó a Safed en Israel. A pesar de su juventud, comenzó inmediatamente a enseñar Cabalá. Su grandeza fue pronto reconocida; todos los sabios de Safed, profundos conocedores de la Sabiduría oculta y de la revelada, vinieron a estudiar con él, volviéndose famoso. Durante un año y medio, su discípulo Haim Vital transcribió las respuestas a muchas de las preguntas que surgían durante sus estudios.
El Ari nos legó un sistema básico para el estudio de la Cabalá, el cual sigue vigente hasta el día de hoy. Algunos de estos son conocidos por nosotros como "Etz Hahayim" (El Árbol de la Vida), "Shaar Hakavanot" (El Portal de las Intenciones) , "Shaar Hagilgulim" (El Portal de la Reencarnación) y otros. Murió siendo aún joven, en 1572. Respetando su última voluntad, sus escritos fueron archivados para que su doctrina no fuera revelada antes de tiempo.
Los grandes cabalistas suministraron el método y lo enseñaron, pero sabían que su generación era todavía incapaz de apreciar el cambio. Por lo tanto, muchas veces prefirieron esconder e incluso quemar sus escritos. Sabemos que Baal Hasulam quemó y destruyó la mayor parte de sus escritos. Resulta significativo que el conocimiento fuera confiado al papel y luego destruido. Lo que se revela en el mundo material afecta el futuro y será más fácilmente revelado una segunda vez.
El rabino Vital ordenó que ciertas secciones de los escritos del Ari fueran ocultas y enterradas con él. Una parte fue legada a su hijo Maharash Vital, quien la organizó como Las Ocho Puertas. Mucho después, un grupo de estudiosos encabezados por el nieto del rabino Vital rescató de la tumba otra parte de los escritos.
Recién en tiempos del Ari se comenzó a estudiar el Zohar abiertamente en grupos. A partir de allí, su estudio prosperó durante 200 años. En el gran período Hassidut (1750 fines del S. XIX), prácticamente todo gran rabino era un cabalista. Surgieron principalmente en Polonia, Rusia, Marruecos, Irak, Yemen y otros países. Luego, a comienzos del siglo XX, el interés por la Cabalá decayó hasta casi desaparecer por completo.
El tercer período se agrega un método adicional a las doctrinas del Ari, redactado en nuestra generación por el rabino Yehuda Ashlag, autor del Sulam, la interpretació n del Zohar y de las enseñanzas del Ari. Este método resulta particularmente apropiado para las almas de nuestra generación.
El rabino Yehuda Ashlag, conocido como "Baal Hasulam" por su versión Sulam del Zohar, nació en 1885 en Lodz, Polonia. Durante su juventud, absorbió un profundo conocimiento de la ley oral y escrita, siendo luego juez y maestro en Varsovia. En 1921 emigró a Israel con su familia, ocupando el puesto de rabino de Givat Shaul, en Jerusalén. Ya estaba inmerso en la redacción de su propia doctrina cuando comenzó a escribir el comentario del Zohar en 1943, finalizando en 1953. Murió al año siguiente, siendo enterrado en el cementerio de Givat Shaul en Jerusalén.
Lo sucedió su hijo mayor, el rabino Baruj Shalom Ashlag, el "Rabash". Sus libros se estructuran según las instrucciones de su padre, éstos elaboran con elegancia los escritos paternos legados a nuestra generación, facilitando su comprensión.
El Rabash nació en Varsovia en 1907, emigrando a Israel con su padre. Sólo después de su casamiento su padre le permitió integrar los selectos grupos de estudio de la sabiduría oculta: la Cabalá. Rápidamente se le autorizó dar clase a los principiantes.
Luego de la muerte de su padre, se encargó de seguir enseñando el método especial que había aprendido. A pesar de sus grandes logros, insistió, al igual que su progenitor, en mantener un modo de vida muy modesto. A lo largo de su vida trabajó de zapatero, de albañil y de empleado de oficina. Vivía en lo exterior como una persona común, pero dedicaba cada minuto libre al estudio y a la enseñanza de la Cabalá. El Rabash murió en 1991.
El rabino Yehuda Ashlag, el Baal Hasulam, es el líder espiritual adecuado para nuestra generación. Es el único de su generación que ha escrito un comentario completo y actualizado del Zohar y de los escritos del Ari. Estos libros y los ensayos de su hijo, el rabino Baruj Ashlag, el Rabash, son la única fuente a la que podemos acudir para asistirnos en todo progreso ulterior.
Al estudiar sus escritos estamos estudiando en realidad el Zohar y los escritos del Ari a través de los comentarios más recientes (últimos cincuenta años). Actúan como cinturón de seguridad para nuestra generación, pues, nos permiten estudiar textos antiguos como si hubieran sido escritos hoy, usándolos como trampolín hacia la espiritualidad.
El método del Baal Hasulam sirve para todos. En HaSulam (escalera) construyó en sus escritos, asegura que ninguno de nosotros sienta temor al estudio de la Cabalá. Todo aquel que estudie Cabalá durante tres a cinco años accederá a las esferas espirituales, a la realidad total y a la "comprensión divina", nombre de lo que está arriba (más allá) de nosotros y que aún no percibimos. Tomando como guía los libros del rabino Yehuda Ashlag alcanzaremos la auténtica corrección.
El método de estudio apunta a despertar en nosotros el deseo de comprender los mundos superiores. Aumenta nuestra voluntad de conocer nuestras raíces y de conectarnos con ellas. Entonces seremos capaces de mejorar y de auto-realizarnos.
Los tres grandes cabalistas son de una misma alma, que apareció en un tiempo como Rabí Shimón, en una segunda ocasión como el Ari y una tercera vez como Rabí Yehuda Ashlag. Cada ocasión correspondió al momento oportuno de madurez y merecimiento de cada generación, descendiendo el alma para enseñar el método adecuado.
Las generaciones son cada vez más dignas de descubrir el Zohar. Lo que fue escrito y oculto por Rabí Shimón Bar Yochai fue descubierto más tarde por la generación de Rabí Moshé de León y luego por la del Ari, quien comenzó a interpretarlo en términos de Cabalá. Estos escritos también fueron archivados y luego parcialmente redescubiertos a su debido tiempo, en tanto que nuestra generación tiene el privilegio de contar con la Sulam, que habilita a cualquiera a estudiar la Cabalá y autocorregirse ya.
Vemos que el Zohar le habla a cada generación. A medida que pasan las generaciones, es más revelado y mejor comprendido. Cada generación abre dicho libro a su modo, según las raíces de su alma.
Al mismo tiempo, se intenta ocultar los escritos cabalísticos para que quienes sientan la necesidad de buscarlos, los descubran por sí mismos. los cabalistas evidentemente saben que el proceso de cambio requiere de dos condiciones: el momento adecuado y la madurez del alma. Somos testigos de un suceso muy interesante, caracterizado por el surgimiento y la señalización de una nueva era en el estudio de la Cabalá.
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